¿Por qué se siente llamado(a) a ser obispo(a), y concretamente obispa u obispo de la Diócesis de Los Ángeles, en este momento?
Me siento llamada a ser obispa, y concretamente obispa de la Diócesis de Los Ángeles en este momento, debido a un encuentro sagrado, un profundo amor por Los Ángeles, la convicción de que mis habilidades y experiencia pueden satisfacer sus deseos y necesidades expresados, y una visión de lo que el episcopado podría ser por el bien de la Iglesia de Cristo y su futuro en su hermosa y diversa región. Soy una mística de corazón, atraída por primera vez por Jesús en el patio de mi escuela primaria en Glendale, y llamada al ministerio a través de una serie de impulsos, muchos de ellos en la geografía de EDLA, ya que Los Ángeles es mi hogar y mi amada ciudad.
Sigo orando por una llamada específica del Espíritu Santo que recibí hace tres años. Reconozco sin reservas la posibilidad de una mala interpretación, pero me abrió a considerar la posibilidad de servir como obispa algún día. Y cuando leí en el examen de ordenación episcopal: «Tu alegría será seguir a aquel que vino, no para ser servido, sino para servir», pensé, incluso cuando estoy empezando a comprender el peso de esa impresionante responsabilidad y lo que EDLA está pidiendo, por difícil que sea la tarea que le han encomendado a su futuro obispa: «Deseo esa alegría».
Como dije en mi carta de saludo, me formé en la geografía de EDLA. También me formó la Iglesia, acudiendo regularmente al culto, pero pasando con el tiempo por varias denominaciones: católica, metodista, presbiteriana. Aunque crecí a dos manzanas de San Marcos, descubrí la Iglesia Episcopal después.
Los Ángeles también es parte de mí. Aprendí a ser curiosa, a disfrutar del sol, a amar a las personas, a comer bien, a valorar la diferencia, a conducir con seguridad y a apreciar las multitudes, el multiculturalismo, la naturaleza y el calor de Los Ángeles. Amaré Los Ángeles esté o no en Los Ángeles, pero durante mucho tiempo he orado para que algún día el Señor me llame a su «hogar» para servirle.
Su deseo expreso de tener una obispa que sea una convocante, que se incline por el ministerio multicultural yla inclusión, que permanezca presente, pastoral y relacional, que apoye a los miembros laicos y ordenados de la diócesis y que cree el camino hacia la sostenibilidad con transparencia financiera y buena administración, me entusiasma: han nombrado elementos del ministerio en los que tengo experiencia y fortalezas. He sabido manejar los conflictos y elogio su compromiso con la sanación continua, que requerirá una atención significativa, al igual que el equilibrio del presupuesto.
Soy una persona fiel que dice la verdad, una pastora atenta y una defensora persistente de la salud y el futuro dela Iglesia. Si se me da la oportunidad de servir entre ustedes, me gustaría colaborar con ustedes para continuar con todo lo que están haciendo para ser una iglesia abierta al exterior. Aportaría a esa colaboración un profundo amor por aquellos que aún no forman parte de la Iglesia, invitando a nuestro valor y fidelidad a compartir el amor de Cristo.