Visión para la Diócesis de Los Ángeles
Mi visión es cultivar una diócesis donde Cristo esté en el centro de todo lo que somos y hacemos, donde nos esforcemos por amar y vivir como Jesús lo hizo, donde los líderes laicos y del clero estén equipados y empoderados para servir en sus contextos únicos, donde todas las personas acojan el amor compasivo e ilimitado de Dios, y donde la diócesis sea un recurso valioso para todas las personas y congregaciones.
Considero que nuestra visión conjunta debe estar anclada en la proclamación de las Buenas Nuevas de Jesucristo a través del discipulado auténtico; formación de discípulos de todas las edades y ámbitos de la vida; apoyando el bienestar y el desarrollo del clero; continuando enriqueciéndonos a través de comunidades diversas, inclusivas y multilingües / multiculturales; apoyando a los más vulnerables y marginados para transformar los sistemas de injusticia; fortaleciendo la sostenibilidad financiera; trabajando con otros episcopales, asociados ecuménicos e interreligiosos, y grupos comunitarios; convirtiéndonos en instrumentos de sanación y transformación mutua en el mundo, y construyendo sobre el buen trabajo que ha realizado el obispo Taylor y su equipo.
Al lograr nuestra visión, debemos ponernos de acuerdo sobre algunos valores para enmarcar nuestro trabajo, y las Escrituras son un gran fundamento para comenzar a redactar valores como los siguientes:
Vida en Gozo – Somos discípulos alegres, acogemos cada día como un regalo de Dios y nos regocijamos en ello (Salmo 118:24).
Actuar justamente –Actuamos con integridad, equidad y transparencia, asegurando que cada decisión honre a las personas y promueva la confianza (Mateo 7:1).
Sanación creativa – Al igual que los amigos que trajeron al paralítico por el techo para ser sanado, somos creativos al hacer nuestro trabajo santo (Lucas 5:18-19).
Conexiones compasivas – Lideramos con empatía y respeto, fomentando relaciones basadas en el cuidado, la bondad y la dignidad mutua (Zacarías 7:9).
Recursos confiables – Al igual que la multitud que trajo todo lo que tenía, cinco panes y dos peces, también traemos lo mejor de nosotros para que Dios provea todo lo que necesitamos, y mucho más (Juan 6:1-15)
Colaboraciones humildes – Acogemos la colaboración por encima del ego, escuchamos antes de hablar y servimos con una postura que valora el bien del grupo (Mateo 23:12).
Esta es una visión que ofrezco a grandes rasgos, porque sé que cualquier visión duradera para nuestra diócesis debe discernirse en oración y juntamente con la gente. Yo le daré prioridad al escuchar, a ser sorprendido por lo maravilloso, a hacer preguntas y a ser creativo en el desarrollo de nuestra visión conjunta.
¿Cuáles son sus principales recursos espirituales y de qué manera apoyan su ministerio?
Mis mejores días los tengo cuando comienzo rezando el Rosario, meditando, cuando reconozco intencionalmente mis bendiciones y cuando leo las Escrituras. Estas prácticas me ayudan a mantenerme centrado en mi misión, a crecer en mi conocimiento de Dios y a reflexionar sobre cómo estoy viviendo, para así poder modelar una vida de fe para las personas con las que comparto mi ministerio. En comunidad, la adoración, el estudio de la Biblia y las oportunidades de compartir socialmente son mis momentos favoritos con la gente de la congregación. Estos tiempos fortalecen mi esperanza en el futuro y me ayudan a crecer en mi reconocimiento de la presencia de Dios en todas las personas. Yo también me siento bendecido con la guía, la supervisión y el aliento que me brinda mi director espiritual
¿Cuál entiende usted que es el mensaje principal del Evangelio?
Para mí, el mensaje principal Evangelio es sus Buenas Nuevas: Dios, por amor y fidelidad, decidió vivir entre nosotros en la persona de Jesucristo, para mostrarnos amor incondicional, para recordarnos la gracia de Dios, para darnos un ejemplo de cómo vivir nuestra mejor vida e invitarnos a ser partícipes del reino de Dios. El mensaje del Evangelio es acerca el perdón, la transformación y la esperanza de la renovación de todas las cosas. El verdadero Evangelio nos invita a co-crear un mundo mejor y hacer que la fe sea relevante al encarnar el camino de Jesús del amor desinteresado, el cuidado de las demás personas y una profunda conexión con nuestro Creador y la humanidad.
¿Qué principios fundamentales son centrales para su estilo de liderazgo?
Mi estilo de liderazgo es consultivo y delegativo. Yo busco aportes y participación de las personas con las que trabajo, inspirándolas a establecer una visión compartida y a desarrollar un marco para tomar decisiones basadas en valores con los que todos los miembros del equipo están de acuerdo. Para fomentar el sentido de aprecio por lo propio y la creatividad, yo establezco una dirección clara, dándole a las personas el espacio y la libertad para usar los dones que Dios les ha dado. También creo en el valor de equipar a las personas con las habilidades necesarias para sobresalir en lo que hacen. Como líder le doy prioridad a servir a los demás, enfatizando la empatía, la escucha y la formación de comunidad. Este estilo de liderazgo nos ha permitido en San Lucas Long Beach empoderar a los líderes laicos, a alinear más de 45 ministerios, grupos y actividades con una visión común y a tomar decisiones desafiantes guiadas por los valores comunitarios.
Como pastor principal de la diócesis, ¿cómo llamaría y fortalecería a los laicos para que comprometan sus dones para el ministerio?
Mi ministerio ha sido posible solo con el apoyo y el compromiso de líderes laicos. Juntos hemos creado más espacios en la mesa para que otros laicos se involucren, implementando las mejores prácticas para evitar el agotamiento de las personas voluntarias. Tengo la intención de continuar los esfuerzos de la diócesis que han resultado en mayores niveles de representación en los diversos órganos de su gobierno. Estimo que surgirán más oportunidades al desarrollar un nuevo plan diocesano, y espero invitar a los laicos talentosos de nuestra diócesis a unirse y contribuir, ofreciéndoles oportunidades para explorar y desarrollar nuevas habilidades y destrezas. Creo que todas las personas tienen dones y talentos para servir como las manos y los pies de Jesús en nuestra diócesis, y espero que más personas apoyen nuestros esfuerzos para hacer realidad la visión que desarrollemos juntos.
Del mismo modo, ¿cómo describiría la relación que esperaría tener con el clero de la diócesis?
Yo aspiro ser el pastor del clero. Me encantaría conocer profundamente a cada miembro del clero, siempre escuchando cómo sus vidas están creciendo en el servicio a Cristo en todas las personas. Creo que al brindar al clero una excelente atención pastoral, oportunidades de desarrollo y fácil acceso a recursos, les permitiría liderar sus congregaciones de manera más efectiva. Aunque me encantaría tener un impacto individual sobre todos los miembros de la Diócesis, no es realista que pueda hacerlo de manera efectiva dado el hecho de que no interactuaré con todas las personas de manera regular como lo hace el clero. Me esforzaré por que la Diócesis sea un recurso con el que el clero pueda contar de manera confiable, para que así puedan ser pastores compasivos y administradores ágiles.
¿Cómo buscaría involucrar a los jóvenes en la vida de la Iglesia?
Para involucrar a los jóvenes en la vida de la Iglesia, debemos estar dispuestos a desafiarnos a nosotros mismos para ser una iglesia que sea relevante para ellos y estar dispuestos a incluirlos intencionalmente en la toma de decisiones que afecten sus vidas. El primer paso sería invitar a los jóvenes, líderes juveniles, laicos, clérigos y padres a desarrollar una visión conjunta y un plan para los jóvenes de la diócesis. Este plan podría incluir formación y creación de redes de jóvenes y líderes juveniles, desarrollo de liderazgo juvenil, un retiro juvenil diocesano, trabajo con organizaciones juveniles y una biblioteca de recursos para toda la diócesis, entre otras cosas. Espero conocer a los jóvenes de la diócesis, escucharles y trabajar juntos para hacer de nuestra diócesis un lugar donde ellos puedan crecer espiritual y personalmente, y donde se sientan valorados y apreciados.
¿De qué manera clave serviría e involucraría a la diversidad multicultural y socioeconómica del sur de California para desarrollar líderes laicos y ordenados en todo este espectro?
Todo mi trabajo como clérigo ha sido en congregaciones diversas. Al trabajar con estas congregaciones, me he comprometido y servido a la gente con humildad y prácticas que reflejan tanto el amor de Cristo como un compromiso genuino con la comunidad. Me he esforzado por ofrecer oportunidades de discernimiento, participación y formación que sean cultural y lingüísticamente apropiadas, y de igual calidad para todas las personas. Mi enfoque ha sido crear espacios seguros y accesibles para que las personas aprendan unas de otras y juntas construyan sobre los dones que Dios les ha dado para crear una comunidad amada, todo mientras permanecen abiertas a desafiar las formas actuales de hacer las cosas. Este enfoque sería la base sobre la cual construiría el trabajo en toda la diócesis. Espero trabajar con la rica diversidad de las personas de la diócesis, explorando formas en que su diversidad puede enriquecer el tejido de nuestra tradición episcopal.
¿Qué oportunidades ve para la evangelización y para atraer a los buscadores a la vida de la Iglesia Episcopal?
Creo que hay oportunidades para que la Iglesia Episcopal ofrezca un camino hacia una fe más profunda a través de la vida sacramental, a través de nuestro compromiso con la justicia y la paz, y ofreciendo una comunidad global de fe unida en Cristo. Podemos llegar intencionalmente a las comunidades sin afiliación religiosa, a las personas inmigrantes, a las generaciones más jóvenes, a los centros urbanos, a los espacios digitales y en línea, y a las poblaciones marginadas y pasadas por alto, como las personas encarceladas, las personas que viven en la calle, las personas refugiadas, las comunidades LGBTQ+ y las personas en rehabilitación. Creo que podemos involucrar a estas personas formando discípulos llamados a crear comunidad con ellos, siendo una presencia activa en sus comunidades e invitándoles a participar en la vida de nuestra diócesis. Aún más importante, podemos mostrar a través de nuestras acciones que aspiramos a ser la presencia amorosa de Dios en la vida de todas las personas, especialmente en la vida de las personas más necesitadas.
¿De qué manera aconsejaría a las congregaciones y a la diócesis que fortalezcan los recursos para la vitalidad financiera y la sostenibilidad, tanto en la actualidad como a largo plazo?
Para mí, la vitalidad financiera es un proceso de discernimiento sobre cómo alinear nuestros recursos con la misión de Dios. Tanto a nivel congregacional como diocesano, estamos llamados a cultivar prácticas que sean sostenibles, transparentes, arraigadas en el discipulado y que consideren el contexto de cada congregación. En el presente, esto significa fortalecer la formación de la importancia de las promesas financieras, ofrecer educación financiera para los líderes y el compartir recursos y colaboración entre congregaciones. Mirando hacia el futuro, espero que sigamos explorando el uso creativo de nuestras instalaciones, fomentemos el legado y las donaciones diferidas, apoyemos a los ministerios emprendedores y evaluemos honestamente si los ministerios han cumplido su objetivo. La sostenibilidad a largo plazo requerirá crear una cultura donde la promesa financiera sea una respuesta con gozo a la abundancia de Dios. Espero que, a través de la generosidad, la responsabilidad y la creatividad, demostremos que la Iglesia de Dios está viva, resiliente y orientada hacia el florecimiento de todo el pueblo de Dios.
¿En torno a qué temas centrales globales y locales buscaría proporcionar una voz profética como obispo en el ámbito público?
Actualmente estamos experimentando en nuestro país desigualdad económica y una amenaza a la dignidad de las mujeres, las personas mayores, los inmigrantes de color y las personas LGBTQI+. En éstos, y en cualquier tema que amenace la dignidad de cualquier ser humano, el obispo debe ser una voz para los que no tienen voz, haciendo de la iglesia una fuente de esperanza y un motor de resistencia. A nivel mundial, el cambio climático sigue siendo una amenaza para nosotros y para las generaciones futuras. Uniéndome al trabajo de la iglesia en general, quisiera que nuestra diócesis continúe siendo testigo de los valores de la iglesia y abogue por una acción climática audaz, actuando como una contracorriente al pensamiento de que sólo debemos enfocarnos en nuestro país. Además, como parte de una comunión global, y siempre que sea posible, debemos trabajar junto a otros por la justicia y la paz, encontrando valentía en nuestra identidad compartida.
¿Cómo interpretaría y aplicaría la siguiente observación del difunto arzobispo brasileño Dom Helder Camara: “El obispo pertenece a todos”?
Para mí, las palabras del arzobispo Camara significan que un obispo debe ser un servidor para todas las personas. Estoy agradecido con un colega del clero que me dijo: “Recuerda que, aunque eres latino, estás siendo ordenado para servir a todas las personas.” He tenido la bendición de servir en congregaciones multiculturales y bilingües donde he experimentado que mi corazón ama a todas las personas por igual, siguiendo el camino de Cristo que dijo: “quien entre ustedes quiera llegar a ser grande que se haga servidor de los demás; y quien quiera ser el primero, que se haga sirviente de los demás” (Mateo 20:26b-27). Por la gracia del Espíritu Santo, aspiro superar el poder y el privilegio atribuidos a mi posición como clero para mirar cuidadosamente a los ojos de los pobres, los oprimidos y los humildes, porque en sus ojos llenos de gracia podré ver la verdad de la que habló Jesucristo.