In a statement this week, the Vatican said that because of their purportedly sinful nature, same-sex unions do not enjoy God’s blessing. These words injure LGBTQ+ people and all who advocate for justice and equity for all children of God. The magnitude of their pain cannot be overestimated. May God’s healing power comfort each person who has felt themselves in danger or who has been plunged deeper into isolation or discouragement.
And yet the wound cuts even deeper. The statement risks putting a stumbling block between Jesus Christ and all who are spiritually hungry and who need and deserve the hope of Resurrection. These include LGBTQ+ people, their beloveds and advocates, and millions more, especially younger people, who will be lost to a life of faith as long as religious institutions hew to doctrines that condemn and exclude God’s people on the basis of orientation and identification. In the 21st century, no church will be able to thrive and grow if it insists that the Almighty God nurses prejudices that God’s people, fallible as they are, are finally leaving behind.
At a moment such as this, it is helpful to remember how our Anglican inheritance led The Episcopal Church to a different view of covenantal marriage. We honor Holy Scripture – but we read it discerningly, understanding that texts were inspired by God and influenced by the mores of their time. We honor tradition – but we recognize that traditions change, enabling us at last, after two millennia of oppression, to proclaim the sacramental equality of women late in the last century and of those of all orientations and identifications in ours. We honor our God-given reason – but we test it in community, sharing authority, debating and collaborating, always remembering the prophets’ call, amplified by Christ, to justice and love, even if it means taking a different view than most Christian denominations and sects.
It is important to say that we don’t get everything right. But in a week such as this, it feels right indeed that I am able to say, on behalf of the Episcopal Diocese of Los Angeles, that those who heard a rumor this week that God’s blessing has been withheld may come through our doors, and into our Zoom rooms, knowing that we will recognize God’s blessing in them and their unions and marriages – recognize, and give thanks. Because Jesus said, “Come to me, all you that are weary and are carrying heavy burdens, and I will give you rest.” (Matt. 11:28)
The Rt. Rev. John Harvey Taylor
VII Bishop of Los Angeles
Wednesday, March 17, 2021
St. Patrick
Unas palabras con respecto a la Bendición del Matrimonio
En una declaración de la semana pasada, el Vaticano dijo que, debido a su aparente naturaleza pecadora, las uniones del mismo sexo no gozan de la bendición de Dios. Estas palabras han lastimado a las personas LGBTQ+ y a todos aquellos que abogan por justicia e igualdad para todos los hijos e hijas de Dios. La magnitud de su dolor no puede ser subestimada. Que el poder sanador de Dios consuele a cada persona que se ha sentido en peligro o que ha sido sumergida aún más en las profundidades del aislamiento y el desaliento.
Y, sin embargo, la herida lastima aún más. La declaración pone en riesgo colocar obstáculos entre Jesucristo y todo aquel que tiene hambre espiritual y que necesita y merece la esperanza de la Resurrección. Esto incluye a las personas LGBTQ+, sus seres queridos, aquellos que abogan por ellos y millones más, especialmente jóvenes, que se perderán de una vida de fe, siempre y cuando las instituciones religiosas se aferren a doctrinas que condenan y excluyen al pueblo de Dios, basándose en orientación e identificación. En el siglo 21, ninguna iglesia podrá prosperar y crecer si la misma insiste que a Dios Todopoderoso le importan los prejuicios que el pueblo de Dios, con todos los defectos que tiene, finalmente está dejando por detrás.
En un momento como este, es de gran ayuda recordar como nuestra herencia anglicana llevó a la Iglesia Episcopal a una visión diferente del pacto del matrimonio. Honramos las Sagradas Escrituras – pero las leemos con discernimiento, entendiendo que los textos fueron inspirados por Dios e influenciados por las costumbres de su tiempo. Honramos la tradición – pero reconocemos que las tradiciones cambian, permitiéndonos finalmente, después de dos mil años de opresión, al final del último siglo proclamar la igualdad sacramental de la mujer y de aquellos de todas las orientaciones e identificaciones. Honramos la razón, que nos es dada por Dios – pero la ponemos a prueba en comunidad, compartiendo autoridad, debatiendo y colaborando, recordando siempre el llamado del profeta, y amplificado por Cristo, a la justicia y el amor, aun si esto significa tomar una perspectiva distinta de aquella que la mayoría de denominaciones y sectas cristianas tienen.
Es importante reconocer que no siempre tenemos la razón. Pero en una semana como esta, ciertamente se siente bien el poder decir, que, en nombre de la Diócesis Episcopal de Los Ángeles, aquellos que escucharon el rumor esta semana que se les ha negado la bendición de Dios pueden estar seguros que al pasar nuestras puertas o entrar en nuestras salas zoom, nosotros reconoceremos la bendición de Dios en ellos y en sus uniones y matrimonios y daremos gracias a Dios. Porque Jesús dijo, “Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar.” (Mateo 11:28)
El Rvdmo. Obispo John Harvey Taylor
VII Obispo de Los Ángeles
Miércoles, 17 de marzo del 2021
Día de San Patricio