My siblings in Christ:
It is a blessing and joy to extend greetings to you and all whom you love as we prepare ourselves for Easter Day and Eastertide. I pray that for all of us, the Resurrection miracle continues to be a source of peace should conflict flare, reassurance when sorrow intrudes, and strength to meet each day with a spirit of hope, enabling us to do all we can to glorify God and care for God’s people.
The early church received just these Easter gifts and made the most of them. Jesus’s execution plunged his friends into profound despair. But Mary Magdalene’s good news from the empty tomb ignited a movement that transformed the world. In the first century, followers of the Way faced entrenched enemies and overwhelming odds. The first Christians, however they experienced Jesus Christ’s rising from the dead, received power to overcome every challenge.
We 21st century Christians, along with all our neighbors in a secularizing age, also face immense challenges. People are lonelier than ever. Political and cultural fault lines in our pluralizing nation have shaken democracy to its core. The planet is in peril. Ukraine is fighting for its life. Taiwan may soon be as well. Our ministry is to pray for justice, reconciliation, and healing and do all we can to encourage them. Even if things get worse before they get better, indeed especially if they do, the good news of Easter helps us keep hope alive in the face of any discouragement and share hope with others by word, deed, and example.
Our faith is that our Lord’s Resurrection destroyed the very power of death, enabling us to follow his example of giving up privilege for others’ sake. To take risks for justice, equity, and peace. To listen attentively to and make room for everyone, especially the marginalized. To say to someone who is suffering, who has lost a loved one, who has been hurt for any reason, by any illness, loss, or injustice, that it’s going to be okay — eventually, somehow, it’s going to be okay.
No secular philosophy enables us to make that promise and mean it, especially about things that have no earthly way of being okay anytime soon. But by faith, by the light of the empty tomb, we proclaim the promise and receive the courage to pour ourselves out trying to make our world better so the promise can come true.
Yours in the name of the Risen Christ,
The Rt. Rev. John Harvey Taylor
VII Bishop of Los Angeles
Haciendo la promesa y realmente creer en ella
Mis hermanos y hermanas en Cristo:
Es una bendición y un gran gozo extender mis saludos a ustedes y a todos los que ustedes aman a medida que nos preparamos para el Día de Pascua y la estación de Pascua. Es mi plegaria que, para todos nosotros, el milagro de la resurrección continue siendo una fuente de paz cuando el conflicto brote, consuelo cuando el dolor nos aceche y fortaleza para enfrentar cada día con un espíritu de esperanza, que nos permita hacer todo lo que sea posible para dar gloria a Dios y cuidar del pueblo de Dios.
La iglesia antigua solamente recibió estos dones de Pascua y les sacó el mayor provecho posible. La ejecución de Jesús hundió a sus amigos en una desesperación profunda. Pero las buenas nuevas de María Magdalena sobre la tumba vacía encendieron un movimiento que transformaría el mundo. En el primer siglo, los seguidores del Camino se enfrentaron con fuertes enemigos y pronósticos abrumadores. Los primeros cristianos, sin importar la forma en que experimentaron la resurrección de Jesucristo, recibieron el poder para superar cualquier desafío.
Nosotros, los cristianos del siglo 21, junto con todos nuestros vecinos en una época secularizada, también enfrentamos grandes desafíos. Las personas están más solas que nunca. Las líneas de falla políticas y culturales en una nación pluralista han sacudido hasta el fondo la democracia. El planeta se encuentra en peligro. Ucrania está luchando por su existencia. Taiwán puede que tenga que hacer lo mismo. Nuestro ministerio es orar por la justicia, la reconciliación, y la sanación y hacer todo lo posible para fomentarlas. Y aunque las cosas empeoren antes de que se pongan mejor, ciertamente especialmente si así sucede, las buenas nuevas de la Pascua nos ayudan a mantener viva nuestra esperanza a pesar de cualquier desaliento y compartir la esperanza con otros tanto por palabra, obras y ejemplo.
Nuestra fe es que la Resurrección de nuestro Señor destruyó el poder mismo de la muerte, permitiéndonos seguir su ejemplo de ceder nuestro privilegio para el beneficio de nuestro prójimo. De tomar riesgos por la justicia, la igualdad y la paz. Escuchar con atención y hacer un espacio para todos, especialmente los marginalizados. El decirle a alguien que se encuentra sufriendo, que ha perdido a un ser amado, que ha sido lastimado/a por cualquier razón, ya sea por enfermedad, pérdida o injusticia, que todo va a estar bien – que eventualmente, todo va a estar bien.
Ninguna filosofía secular nos permite hacer esta promesa y realmente creer en ella, especialmente sobre cosas que de manera terrenal no puedan arreglarse pronto. Pero por fe, gracias a la luz de la tumba vacía, nosotros proclamamos la promesa y recibimos el valor para hacer todo lo posible para que nuestro mundo sea mejor y así la promesa se cumpla.
Suyo en el nombre de Cristo Resucitado,
El Rvdmo. John Harvey Taylor
VII Obispo de Los Ángeles